Objetivo estratégico D: lograr que todos obtengan los beneficios de la diversidad biológica y de los servicios de los ecosistemas
Meta 15: para 2020, se habrá incrementado la capacidad de recuperación de los ecosistemas y la contribución de la diversidad biológica a las reservas de carbono, mediante la conservación y la restauración, incluida la restauración de por lo menos el 15% de los ecosistemas degradados, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático y a la adaptación a este, así como a la lucha contra la desertificación.
Fundamento técnico: la conservación, restauración y ordenación sostenible de los bosques, suelos (especialmente las turberas), agua dulce y humedales costeros y otros ecosistemas son medidas probadas, eficaces en relación con su costo, seguras y que pueden realizarse de inmediato para secuestrar dióxido de carbono e impedir la pérdida de otros gases de efecto invernadero.
50,
51 La deforestación, el drenaje de los humedales y otros cambios en el hábitat llevan a la emisión de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero. Por ejemplo, el mundo pierde anualmente aproximadamente 13 millones de hectáreas de bosques, entre las cuales hay 6 millones de hectáreas de bosques primarios. En este proceso, se reduce la diversidad biológica, se liberan gases de efecto invernadero y se ve amenazado el sustento de millones de personas, entre las cuales se encuentran pueblos indígenas y comunidades locales.
52 Sin embargo, en muchos países, los paisajes degradados representan una gran oportunidad, tanto para la restauración de la diversidad biológica como para el secuestro de carbono. Por ejemplo, el Instituto de Recursos Mundiales y la UICN recientemente calcularon que, en el mundo, se podrían restaurar 1000 millones de hectáreas de paisaje forestal, es decir, aproximadamente el 25% de la actual superficie forestal mundial. Análisis científicos recientes indican que es considerable el potencial de diversidad biológica de los bosques secundarios restaurados.
53,
54 La restauración del paisaje forestal, que comprende turberas tropicales ricas en carbono, también tendría beneficios adicionales para la mitigación del cambio climático y la adaptación a él. Los análisis preliminares indican que, para el año 2030, la contribución a la reducción de los gases de efecto invernadero originada en la restauración de las tierras forestales degradadas será igual (o quizás hasta la duplique) a la que puede esperarse de impedir la deforestación (70 Gt de emisiones de CO²). Los paisajes terrestres y marinos restaurados pueden mejorar la capacidad de recuperación, incluida la capacidad de adaptación de los ecosistemas y las sociedades, y pueden contribuir a la adaptación al cambio climático y a generar beneficios adicionales para las personas, especialmente para las comunidades indígenas y locales y las poblaciones rurales pobres.
Aplicación: las actividades de restauración, como la restauración de los paisajes forestales y de los humedales, ya están en práctica en muchas partes del mundo. Los procesos de consolidación política y la aplicación más extendida de estos esfuerzos podrían contribuir de manera significativa al logro de los objetivos del Convenio y a crear sinergias importantes con la CMNUCC, la CNULD y el FNUB. Los esquemas adecuados de incentivos (como los esquemas "REDD-plus" que se discuten en el contexto de las negociaciones sobre el cambio climático, y esquemas adicionales para otros ecosistemas terrestres, de agua dulce y costeros) podrían reducir, e inclusive revertir, estos cambios en el uso de la tierra y, con las salvaguardas que corresponden (entre ellas, el respeto por el derecho a la tierra y a los recursos locales) también podrían significar beneficios adicionales considerables para la diversidad biológica
55 y los medios de vida locales. La vigilancia se considera parte integral de estos esquemas. El trabajo del Convenio sobre diversidad biológica y cambio climático es especialmente pertinente para esta meta, al igual que muchos de los programas de trabajo.
Indicadores e información de referencia: los indicadores pertinentes incluyen la extensión de los tipos de hábitats nativos, la huella ecológica y los conceptos conexos, así como también la integridad trófica de todos los ecosistemas pertinentes. Entre otros posibles indicadores podrían incluirse el almacenamiento de carbono y otros gases de efecto invernadero (utilizando inventarios de la CMNUCC complementados con evaluaciones científicas) y evaluaciones de vulnerabilidad y capacidad de adaptación. Además de los indicadores de biomasa, es importante considerar la degradación y la métrica de la restauración.
50Campbell, A, et al. (2009). Review of the Literature on the Links between Biodiversity and Climate Change: Impacts, Adaptation and Mitigation. Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica Serie Técnica Nº 42.
51Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (2009). Connecting Biodiversity and Climate Change Mitigation and Adaptation: Report of the Second Ad Hoc Technical Expert Group on Biodiversity and Climate Change. Serie Técnica Nº 41.
52Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2006). Evaluación de los recursos forestales mundiales 2005: hacia la ordenación forestal sostenible. FAO, Roma.
53Edwards, D, et al. (2009). The Value of Rehabilitating Logged Rainforest for Birds. Conservation Biology, 23(6), 1628-1633.
54Thompson, I, et al. (2009). Forest Resilience, Biodiversity, and Climate Change. A synthesis of the biodiversity/resilience/stability relationship in forest ecosystems. Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Montreal Serie Técnica Nº 43.
55Venter, O, et al (2009). Harnessing Carbon Payments to Protect Biodiversity. Science, 326(5958), 1368.